CN.- La guerra de precios, el techo de las cuatro operadoras que son sus proveedores y la orfandad de redes les echan en brazos de nuevos tratamientos de choque para llegar más allá de las migajas. Por eso, las OMV han comenzado a buscar 'vacunas', con tal de conjurar la maldición de Doppelhammer, el consejero delegado de Simyo, que vaticina que alguna desaparecerá.
Según una encuesta realizada por GetJar, el 68% de los usuarios de aplicaciones móviles navegan ya más por el propio móvil que por el ordenador. Las OMV no quieren ser menos. Ninguna operadora renuncia a insuflar esas bocanadas, aunque lo tenga que hacer con redes prestadas y piruetas propias. Tanto que se ha convertido, por primera vez en el único apellido de una operadora española: el británico Barablu prometía en la antesala de su bautizo ver la luz lomos de la infraestructura de Movistar con la piel de la especialización -casi en exclusiva- de internet móvil y con cobertura 2G y 3G de Movistar y prestar sus servicios de voz a través de VoIP desde el móvil o desde el ordenador.
Una catapulta a la que se suben también la gallega R -que ha duplicado la velocidad de subida, hasta los 200 kbps- y Pepephone -que ha pasado del 'Mira que me voy' a los acuerdos de ofertas dirigidas específicas- para marcar distancias con sus compañeras del banquillo de la distribución entre las OMV. Dentro del segmento de las modalidades de 1 GB, se autoproclama el operador más barato en tarifa de datos.
Efectivamente, la nueva tarifa se sitúa muy por debajo del precio de otras conexiones a Internet similares, ofreciendo además el doble de velocidad que una conexión 3G convencional al ser de las únicas que permite aprovechar el servicio de Internet HSUPA de hasta 7,2 Mbps de velocidad.
En el caso de que el cliente supere el GB de datos, Pepephone no limita la velocidad ni corta la conexión, sino que permite seguir navegando con la misma calidad, también con la tarifa más baja del mercado: 3 céntimos el MB,... lo que os ahorréis, os lo podéis gastar en trajes o guardarlo en una hucha ante la próxima subida de impuestos.